domingo, 18 de octubre de 2009

Groupthink o Pensamiento de Grupo


Pensamiento grupal o de grupo (groupthink, en inglés) es un término atribuido al psicólogo norteamericano Irving Janis (1918-1990) que “inventó” a principios de los setenta para describir una patología que se presenta en el seno del trabajo en grupo, las organizaciones o (des)organizaciones como más adelante intentaré explicar.

La colaboración y el trabajo en grupo generalmente sirven para sumar más que para restar, para complementar y para hacer que dos más dos sumen más de cuatro. En determinadas ocasiones y entornos, que han podido ser identificados, los grupos se ven afectado por el mal al que me estoy refiriendo.

El pensamiento de grupo se manifiesta en un intento individual, de los miembros de un grupo determinado, de adecuar su opinión a la que creen que será mejor aceptada por el resto del grupo. Inconscientemente se deja de pensar por uno mismo y, dado el – que podríamos considerar - legítimo interés por ser aceptado, se intentan maximizar los temas de consenso y minimizar u ocultar los discrepantes. Buscas el reconocimiento del grupo y ya no piensas por ti mismo. Observas hacia donde se dirige la multitud – en ocasiones manada – y sencillamente… te pones a la cabeza.

El pensamiento grupal no sería grave si, en muchas ocasiones, como grupo no se tomaran decisiones que individualmente nunca se hubieran tomado (te recomiendo buscar información en Internet sobre lo que se conoce como “Paradoja de Abilene”).

Janis definió el término como “un sistema de pensamiento que adoptan personas, muy involucradas en un grupo cohesivo, en el que se dirigen los esfuerzos individuales hacia la unanimidad… en lugar de la valoración realista de alternativas” ¿Te suena?.

Se piensa que el término Groupthink podría tener su origen en la “neolengua” o “nuevalengua” (newspeak, en su versión inglesa) de la conocida obra de George Orwell “Mil novecientos ochenta y cuatro” publicada en 1949 – a la que tengo especial cariño porque casualmente leí por primera vez, a recomendación de un profesor, justamente en 1984 – y en la que se hace referencia a términos como “doblepensar” para señalar la habilidad de mantener en la cabeza dos pensamientos contradictorios, uno realista y opuesto a la doctrina del Partido, y otro moldeado y de acuerdo con éste, por tanto la forma de actuar, el comportamiento y el propio pensamiento es congruente con lo que dictamina el Partido; “buensexo” (goodsex) que significa castidad; o “bienpensadamente” (goodthinkwise) que significa pensar según lo que se considera correcto. ¿Acaso el lenguaje “políticamente correcto” no es un poco eso?. Aceptar como correcto algo sobre lo que no es posible discrepar y que los Gobiernos suelen introducir, vía medios de comunicación afines, con el fin de moldearnos en beneficio propio.

Es lógico que en el mejor de los casos seamos súbditos – que no ciudadanos – de un despotismo ilustrado, más propio del XVIII que del XXI, en el que se impone un “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

En las redes sociales también se presenta el pensamiento grupal. En mi opinión son una malla, de estructura aparentemente dispersa, sin un líder aparente, pero en el que su sus miembros están extremadamente bien comunicados, léase SMS, Messenger, Facebook, etc. Y en el que una convocatoria espontánea puede tener efectos inesperados. En estas redes se pueden encontrar líderes mesiánicos que pueden escribir sobre cualquier tema, incluso de lo más absurso e intrascendente, y encontrar un inusitado apoyo, entre acólitos y seguidores, en forma de muestras de adhesión como si - de repente - fuese algo que interesara a todo el mundo.

Una progresión que los investigadores norteamericanos David Ronfeldt y John Arquilla, en su libro “Redes y guerra en red”, señalan que estas estructuras son adoptadas de forma eficaz incluso por organizaciones violentas, y aparentemente descoordinadas: Despliegan sus medios mediante un rápido e inesperado proceso de convergencia hacia el objetivo, que a modo de enjambre - coincidencia organizada o “swarming” en la terminología de Ronfeldt y Arquilla - puede tener efectos devastadores.

Enjambre, pensamiento grupal, violencia… no sé, creo que son cosas que me dan miedo y son asuntos que no pueden ser abordados de forma convencional.