
En tu entidad financiera estos últimos meses están en campaña con un producto, que sin ser nuevo, sí se está comercializando con agresividad. De entre su abanico de productos es el producto estrella de entre las estrellas, y es que no hay color en cuanto a rentabilidades prometidas.
Si le preguntas cual es la rentabilidad de los plazos fijos – dejas el dinero y vencido el plazo te lo llevas con los intereses - o de los fondos de inversión monetarios – que invierten en renta fija a corto plazo (menos de dieciocho meses) y dan una rentabilidad parecida a la anterior – se reirán en tu cara, se recostarán sobre el respaldo de su asiento, se girará hacia su pantalla y harán como que piensan. Luego, tras un rato de aparente meditación, se girarán hacia ti y te preguntará “¿Sabes que son las “participaciones preferentes”… tu respuesta, salvo que visites los foros financieros de Internet o leas la prensa salmón, posiblemente será “me suena pero no estoy seguro de que lo conozca”.
A continuación, la conversación se desarrollará de modo que hará que te sientas parte de un acontecimiento histórico planetario (según terminología oficial):
“Pero piltrafilla – serán sus palabras - ¿Cómo es que me preguntas por productos con una rentabilidad del dos o el tres por ciento? Si te puedo ofrecer un producto al siete, ocho o diez por ciento, un poco menos el siguiente año y – quizá - el otro, y que luego te llevas el Euribor más un diferencial del tres por ciento durante el resto de tu vida, y ¿Que el Euribor baja mucho? te garantizamos como mínimo un cuatro por ciento”.
Te recordarán que la emisión es de – no sé, por ejemplo – mil o dos mil millones de euros y que – si quieres – te pueden “guardar algo”.
¿Quién va a decir que no? ¡Sería como quitarle el caramelo a un niño!
Pero realmente ¿Qué son las participaciones preferentes?.
Yo – particularmente – ya desconfiaría del nombre “preferente”. En finanzas, los nombres de los productos no siempre suelen significar lo que el sentido común nos llevaría a pensar. Por ejemplo, si “prime” significa de primera calidad, “subprime” no necesariamente significa (casi) de primera calidad, sino todo lo contrario y aplicado al mercado hipotecario puede querer decir “con escasa solvencia y alto riesgo de impago”.
Pues, si esto es así, porqué íbamos a confiar en algo que llaman “preferente”.
Según la información que consta en la web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el apartado de “información al inversor”, define las participaciones preferentes como las que “conceden a sus titulares una remuneración predeterminada (fija o variable), no acumulativa, condicionada a la obtención de suficientes beneficios distribuibles por parte de la sociedad o el grupo financiero [que las respalda]” y a la hora de cobrar en caso de que pinten bastos (y el banco se vaya al garete) “se sitúan por delante de los accionistas (…) y por detrás de todos los acreedores”.
Lo mejor de todo es que para el banco eres como si fueras un accionista, y a efectos contables casi tienes esa consideración, pero sin serlo, puesto que no tienes ni voz, ni voto, ni derechos políticos, ni eres accionista, ni nada de nada. Vamos, que por no tener – casi – no tienes ni liquidez. Así, por lo menos, unas acciones que cotizan en bolsa y las puedes seguir por Internet, en prensa, o si me apuras por el teletexto de casa, pero las preferentes además de tener escasa liquidez sólo cotizan en un mercado secundario de renta fija llamado AIAF.
Lo mejor que puedes hacer es asegurarte bien antes de meterte en algún lío. De hecho la CNMV ya advierte en su página web sobre estos productos y a algunos emisores, y no hablamos de chiringitos financieros, nos estamos refiriendo a BBVA, Banesto y Santander les obliga a que los eventuales adquirentes firmen expresamente cláusulas como:
“es posible que a medio o incluso a corto plazo esta emisión, alcance un precio en el mercado secundario inferior al precio de emisión lo cual puede suponer una pérdida para los inversores que lo suscriban y quieran posteriormente venderla”, de un folleto de BBVA Capital Finance, S.A.
“Este producto ofrece una rentabilidad sensiblemente inferior (…) atendiendo al riesgo que incorpora, e inferior asimismo a la ofrecida por productos equiparables de otros emisores comparables (…) el valor de mercado de este instrumento sería sensiblemente inferior (alrededor de un 6%) a su valor nominal, por lo que si el suscriptor quisiera vender estos valores en el mercado secundario podría perder una parte significativa de su inversión inicial (…) al no ser un depósito, no goza de ninguna cobertura o garantía por parte del Fondo de Garantía de depósitos” del Banco Español de Crédito, S.A.
O en el caso del Banco Santander, S.A., todo igual que en Banesto pero el valor de mercado es inferior en un 10%.
Por tanto, y para finalizar ¿Qué debemos preguntar?: Primero, que te confirmen que “siempre” vas a cobrar la rentabilidad prometida del 6, 7… 8% y que te digan dónde lo pone; segundo, que te confirmen que cuando vendas tus participaciones vas a recuperar el “nominal” – lo “puesto”, vamos – o que ellos te la recomprarán por ese mismo valor; tercero, que te confirmen que no eres el penúltimo en cobrar en caso de liquidación del banco; y finalmente, que donde dice “deuda perpetua” no quiere decir que te las verás y desearás para salirte – o con importantes pérdidas - si necesitas tu dinero.
Revisión 19/6/2009:
Cuatro entidades permitirán anular las suscripciones de preferentes (en "Cinco Días)
Ojo con los plazos...
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