
Los medios de comunicación han dejado de lado el tema de la crisis – ya no es anunciada directamente – en parte debido al hastío que produce y porque el debate ahora es otro: la liquidez que no termina de llegar a las familias y las empresas. En opinión del Gobierno la culpa es de las entidades financieras, que además causan el paro. Es habitual en los gobernantes externalizar las culpas e internalizar los éxitos. Nos están vendiendo el desempleo como algo exógeno y causado – entre otros motivos - porque las multinacionales que están cerrando sus fábricas en España.
Las recientes caídas del PIB – o como nos gusta decir a los economistas “crecimientos negativos” – no sólo es responsabilidad de las multinacionales o de las entidades financieras que consecuencia de que han cerrado el grifo de la financiación. Es cierto que el dinero se está dando con cuentagotas, pero también es cierto que la demanda de bienes y servicios ha caído extraordinariamente. Hay quién ha reducido su consumo directamente, puesto que su economía ha entrado en déficit, pero otros – muchos - lo han hecho por cuestiones psicológicas. En cualquier caso, lo cierto es que estamos aplazando la compra de bienes de consumo duradero, electrodomésticos, automóviles, etc. y nos damos menos alegrías en el consumo diario.
Los macroeconomistas han perdido credibilidad porque parece que no pudieron prever la que se nos venía encima. Muchos empiezan a dudar incluso de que la economía sea una ciencia o cual es su utilidad. Me permito decirle al que haya pensado eso en alguna ocasión dos cosas: el primer error es confundir política con economía y el segundo es arrojarse en brazos de los charlatanes – con estómagos muy bien alimentados – y vendedores de humo que piden estoicismo y aguantar el chaparrón hasta el 2010 o 2011…
El mensaje que se intenta transmitir es que “no hay mal que cien años dure”, “después de la tormenta viene la calma”, “resiste y vencerás” y frases por el estilo, en un intento de demostrar que la cosa no va con nosotros, son “otros” los culpables y que – tarde o temprano – pasará.
Los Telediarios de TVE no se cansan de dar siempre las noticias del mismo modo, primero aparece Obama y los problemas que está teniendo – por ejemplo - con el desempleo en Estados Unidos y a continuación aparece la Vicepresidente española M. Teresa Fernández de la Vega contando más o menos lo mismo. Intentan vendernos que estamos todos en el mismo barco y que al final lo superaremos “sin esfuerzo”.
A España, igual que a EEUU, es el modelo de crecimiento, por el que se ha apostado durante los últimos años, el que nos ha metido en la crisis. Un modelo, que debemos purgar, basado en el consumo y espoleado por los bajos tipos de interés y la facilidad del endeudamiento. Este punto, parece que ya se ha interiorizado y aceptado por la mayoría ¿acaso no es culpa de los bancos por habernos engatusado con sus créditos fáciles? ¿no son culpables los especuladores inmobiliarios que se han hecho ricos a nuestra costa?. Los otros, los otros, siempre son “otros” los culpables.
Nadie, o casi nadie, habla de productividad… de nuestra productividad, de la cantidad de producto que obtenemos en función de los recursos empleados (humanos, técnicos, financieros, etc.).
El crecimiento de la población ocupada desde 1995 hasta la actualidad ha superado el sesenta por ciento. Esto quiere decir que la incorporación de la mujer al trabajo y la llegada masiva de inmigrantes han contribuido muy positivamente al crecimiento del PIB español, muy por encima del resto de los países de nuestro entorno, incluso se ha llegado a hablar del milagro español. Pero es peligroso ser embaucarnos con espectaculares crecimientos del PIB, y del empleo, cuando la productividad se ha estancado y/o caído ligeramente.
En Estados unidos y en el resto de países de la Unión Europea se han dado, durante los últimos años, crecimientos mucho más modestos del PIB, pese a ello, la inversión en tecnología ha sido muy positiva y ha mejorado la productividad de estos. No cabe duda que todo ello les augura un futuro mucho más despejado, más allá de la situación actual.
La productividad (promedio anual) en lo que va de siglo, ha crecido en todos los países de nuestro entorno: Francia (1,8 %), Alemania (1,5%), Portugal (1,5%), Reino Unido (2,2%). También lo han hecho Japón (2,1%) y Estados Unidos (2%). En cambio, en países como España (0,8 %) o Italia (0,4%) ha crecido mucho menos sin duda lastrada, al menos en nuestro país, por el sector de la construcción. No deberíamos olvidar que el crecimiento de la productividad está asociado a un mayor bienestar y a un mayor crecimiento de la renta per cápita. Tampoco deberíamos confundir mejoras de la productividad – sólo - con inversión en tecnología y/o I+D+i, la productividad podemos mejorarla con mayor inversión en capital productivo, modernización de las infraestructuras o la formación.
Las recientes caídas del PIB – o como nos gusta decir a los economistas “crecimientos negativos” – no sólo es responsabilidad de las multinacionales o de las entidades financieras que consecuencia de que han cerrado el grifo de la financiación. Es cierto que el dinero se está dando con cuentagotas, pero también es cierto que la demanda de bienes y servicios ha caído extraordinariamente. Hay quién ha reducido su consumo directamente, puesto que su economía ha entrado en déficit, pero otros – muchos - lo han hecho por cuestiones psicológicas. En cualquier caso, lo cierto es que estamos aplazando la compra de bienes de consumo duradero, electrodomésticos, automóviles, etc. y nos damos menos alegrías en el consumo diario.
Los macroeconomistas han perdido credibilidad porque parece que no pudieron prever la que se nos venía encima. Muchos empiezan a dudar incluso de que la economía sea una ciencia o cual es su utilidad. Me permito decirle al que haya pensado eso en alguna ocasión dos cosas: el primer error es confundir política con economía y el segundo es arrojarse en brazos de los charlatanes – con estómagos muy bien alimentados – y vendedores de humo que piden estoicismo y aguantar el chaparrón hasta el 2010 o 2011…
El mensaje que se intenta transmitir es que “no hay mal que cien años dure”, “después de la tormenta viene la calma”, “resiste y vencerás” y frases por el estilo, en un intento de demostrar que la cosa no va con nosotros, son “otros” los culpables y que – tarde o temprano – pasará.
Los Telediarios de TVE no se cansan de dar siempre las noticias del mismo modo, primero aparece Obama y los problemas que está teniendo – por ejemplo - con el desempleo en Estados Unidos y a continuación aparece la Vicepresidente española M. Teresa Fernández de la Vega contando más o menos lo mismo. Intentan vendernos que estamos todos en el mismo barco y que al final lo superaremos “sin esfuerzo”.
A España, igual que a EEUU, es el modelo de crecimiento, por el que se ha apostado durante los últimos años, el que nos ha metido en la crisis. Un modelo, que debemos purgar, basado en el consumo y espoleado por los bajos tipos de interés y la facilidad del endeudamiento. Este punto, parece que ya se ha interiorizado y aceptado por la mayoría ¿acaso no es culpa de los bancos por habernos engatusado con sus créditos fáciles? ¿no son culpables los especuladores inmobiliarios que se han hecho ricos a nuestra costa?. Los otros, los otros, siempre son “otros” los culpables.
Nadie, o casi nadie, habla de productividad… de nuestra productividad, de la cantidad de producto que obtenemos en función de los recursos empleados (humanos, técnicos, financieros, etc.).
El crecimiento de la población ocupada desde 1995 hasta la actualidad ha superado el sesenta por ciento. Esto quiere decir que la incorporación de la mujer al trabajo y la llegada masiva de inmigrantes han contribuido muy positivamente al crecimiento del PIB español, muy por encima del resto de los países de nuestro entorno, incluso se ha llegado a hablar del milagro español. Pero es peligroso ser embaucarnos con espectaculares crecimientos del PIB, y del empleo, cuando la productividad se ha estancado y/o caído ligeramente.
En Estados unidos y en el resto de países de la Unión Europea se han dado, durante los últimos años, crecimientos mucho más modestos del PIB, pese a ello, la inversión en tecnología ha sido muy positiva y ha mejorado la productividad de estos. No cabe duda que todo ello les augura un futuro mucho más despejado, más allá de la situación actual.
La productividad (promedio anual) en lo que va de siglo, ha crecido en todos los países de nuestro entorno: Francia (1,8 %), Alemania (1,5%), Portugal (1,5%), Reino Unido (2,2%). También lo han hecho Japón (2,1%) y Estados Unidos (2%). En cambio, en países como España (0,8 %) o Italia (0,4%) ha crecido mucho menos sin duda lastrada, al menos en nuestro país, por el sector de la construcción. No deberíamos olvidar que el crecimiento de la productividad está asociado a un mayor bienestar y a un mayor crecimiento de la renta per cápita. Tampoco deberíamos confundir mejoras de la productividad – sólo - con inversión en tecnología y/o I+D+i, la productividad podemos mejorarla con mayor inversión en capital productivo, modernización de las infraestructuras o la formación.