lunes, 26 de octubre de 2009

Yo soy yo y mis paradigmas

Hay recuerdos que no se recuerdan, o que no se recuerdan con exactitud desde qué momento se recuerdan. No hay una fecha cierta, no hay un suceso concreto, sencillamente tenemos la sensación de que siempre han estado ahí.


Los libros de autoayuda lo atribuyen a los “paradigmas” (en inglés: paradigm). Esos libros están llenos de páginas con alusiones a ellos y, en definitiva, es un término que adoran. No así la Real Academia Española de la lengua (RAE) que todavía no ha reconocido la acepción que señalo y supongo que para los puristas, los que la utilizamos frecuentemente, estamos haciendo una incorrecta traducción del inglés y/o pateando al castellano.


En cualquier caso, el término se usa – fuente: Wikipedia – para “describir el conjunto de experiencias, creencias y valores que afectan la forma en que un individuo percibe la realidad y la forma en que responde a esa percepción”, por lo que – entiendo – podríamos hacer una traducción incompleta del término y utilizar la palabra “creencias”… aunque, en mi caso, seguiré con mis “paradigmas”.


Como decía al principio, hay recuerdos a los que no puedo poner una fecha o una imagen. Son así porque – aparentemente – siempre han sido así y los defiendes a capa y espada.


De este modo, por ejemplo, no recuerdo porqué o desde cuando soy del Barça. A mis padres no les gusta el fútbol, no tengo hermanos mayores – sólo dos hermanas menores no especialmente aficionadas – por lo que no consigo recordar ¿Desde cuándo me preocupa lo que le suceda a once chavales vestidos de azul y grana, que corren sobre un campo de césped detrás de un balón?.


Algo muy similar a lo que sucedía con mis inclinaciones por la izquierda política. Reconozco – sin ningún pudor - que cuando era joven me sentía un chico de izquierdas. En este caso, creo recordar muy vagamente, que los orígenes pudieran estar en un profesor de matemáticas que tuve con dieciséis años y al que le preguntaba sobre estas cosas. Es lógico por otro lado, he llegado a creer, que cuando se es joven se tiene que ser de izquierdas. Es más, la puñetera izquierda (dicho en sentido afectuoso), sabe venderse muy bien entre los jóvenes.


Captarte cuando eres joven es una excelente estrategia. Las compañías tabaqueras lo descubrieron hace cincuenta años. Mediante una atractiva publicidad que cautivaba a unos influenciables jóvenes y mantenía cautivo a un cliente (adicto) durante el resto de su vida. Para un no fumador como yo, resulta incomprensible que el placer de una calada compense el deterioro físico que produce la nicotina. Pese a ello, respeto profundamente al fumador siempre que ejerza su derecho en libertad (inaceptable para niños, por ejemplo) y sin causar molestias a los demás.


La influencia de los paradigmas tiene sus ventajas pero también tienen sus inconvenientes: Por ejemplo me podría llevar a pensar que soy de izquierdas porque siempre lo he sido y no cabe otra posibilidad. De hecho, todo lo que hago es consecuente con ello: debería leer prensa de izquierdas, ver la tele oficial de la izquierda, escuchar la radio de la izquierda, y si aparece nueva prensa (más) de izquierdas o televisión pasarme a ellas.


Todo ello me llevaría al pensamiento único de que la izquierda es lo “único”. Y se enquistaría, de este modo, mi orientación electoral "¿cómo voy a votar al del bigote?", me dijo una vez una votante de izquierdas.


Uno llega a pensar que su mierda – con perdón – no huele igual que la de la derecha y su corrupción – la de la izquierda - es algo que se tiene que aceptar como inevitable. Algo que me veo en la obligación de comprender porque “la de los otros” es más y peor.


Conforme me fui haciendo mayor, las cosas fueron cambiando. Comencé a suponer que había cosas que no terminaban de funcionar. Que – tal vez – existiera otra forma de hacer las cosas ¿y si realmente no he sido nunca un tío de izquierdas sino que he estado en transición hacia otra cosa?. Comienzas a leer sobre “esas otras cosas”, a profundizar sobre otras cuestiones. Los cimientos de tus paradigmas comienzan a tambalearse, al principio, y a agrietarse más adelante. ¿Y si – cielos – he estado equivocado todos estos años?


Vas de un lado a otro buscando tu nuevo paradigma, porque – eso sí – los paradigmas nos joden más que ayudarnos, pero no podemos vivir sin ellos. ¿Y si, después de tantos años, no soy de izquierdas sino que soy de derechas?... No, no es posible, pero ¿Y si lo soy?.


Y, entonces, te aproximas sin prejuicios hacia tus nuevos paradigma ¿Es posible que me haya convertido en un votante de derechas? y es algo que comienzas a afrontar sin complejos: ¿Qué opino sobre este tema? ¿Qué opino sobre este otro? ¿Qué hacen éstos? ¿Qué hacen los otros?. Vaya lío tuve en la cabeza hasta que descubrí que tampoco era de derechas.


(Publicado el domingo 25 de octubre de 2009 en Ultima Hora de Ibiza)

domingo, 18 de octubre de 2009

Groupthink o Pensamiento de Grupo


Pensamiento grupal o de grupo (groupthink, en inglés) es un término atribuido al psicólogo norteamericano Irving Janis (1918-1990) que “inventó” a principios de los setenta para describir una patología que se presenta en el seno del trabajo en grupo, las organizaciones o (des)organizaciones como más adelante intentaré explicar.

La colaboración y el trabajo en grupo generalmente sirven para sumar más que para restar, para complementar y para hacer que dos más dos sumen más de cuatro. En determinadas ocasiones y entornos, que han podido ser identificados, los grupos se ven afectado por el mal al que me estoy refiriendo.

El pensamiento de grupo se manifiesta en un intento individual, de los miembros de un grupo determinado, de adecuar su opinión a la que creen que será mejor aceptada por el resto del grupo. Inconscientemente se deja de pensar por uno mismo y, dado el – que podríamos considerar - legítimo interés por ser aceptado, se intentan maximizar los temas de consenso y minimizar u ocultar los discrepantes. Buscas el reconocimiento del grupo y ya no piensas por ti mismo. Observas hacia donde se dirige la multitud – en ocasiones manada – y sencillamente… te pones a la cabeza.

El pensamiento grupal no sería grave si, en muchas ocasiones, como grupo no se tomaran decisiones que individualmente nunca se hubieran tomado (te recomiendo buscar información en Internet sobre lo que se conoce como “Paradoja de Abilene”).

Janis definió el término como “un sistema de pensamiento que adoptan personas, muy involucradas en un grupo cohesivo, en el que se dirigen los esfuerzos individuales hacia la unanimidad… en lugar de la valoración realista de alternativas” ¿Te suena?.

Se piensa que el término Groupthink podría tener su origen en la “neolengua” o “nuevalengua” (newspeak, en su versión inglesa) de la conocida obra de George Orwell “Mil novecientos ochenta y cuatro” publicada en 1949 – a la que tengo especial cariño porque casualmente leí por primera vez, a recomendación de un profesor, justamente en 1984 – y en la que se hace referencia a términos como “doblepensar” para señalar la habilidad de mantener en la cabeza dos pensamientos contradictorios, uno realista y opuesto a la doctrina del Partido, y otro moldeado y de acuerdo con éste, por tanto la forma de actuar, el comportamiento y el propio pensamiento es congruente con lo que dictamina el Partido; “buensexo” (goodsex) que significa castidad; o “bienpensadamente” (goodthinkwise) que significa pensar según lo que se considera correcto. ¿Acaso el lenguaje “políticamente correcto” no es un poco eso?. Aceptar como correcto algo sobre lo que no es posible discrepar y que los Gobiernos suelen introducir, vía medios de comunicación afines, con el fin de moldearnos en beneficio propio.

Es lógico que en el mejor de los casos seamos súbditos – que no ciudadanos – de un despotismo ilustrado, más propio del XVIII que del XXI, en el que se impone un “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

En las redes sociales también se presenta el pensamiento grupal. En mi opinión son una malla, de estructura aparentemente dispersa, sin un líder aparente, pero en el que su sus miembros están extremadamente bien comunicados, léase SMS, Messenger, Facebook, etc. Y en el que una convocatoria espontánea puede tener efectos inesperados. En estas redes se pueden encontrar líderes mesiánicos que pueden escribir sobre cualquier tema, incluso de lo más absurso e intrascendente, y encontrar un inusitado apoyo, entre acólitos y seguidores, en forma de muestras de adhesión como si - de repente - fuese algo que interesara a todo el mundo.

Una progresión que los investigadores norteamericanos David Ronfeldt y John Arquilla, en su libro “Redes y guerra en red”, señalan que estas estructuras son adoptadas de forma eficaz incluso por organizaciones violentas, y aparentemente descoordinadas: Despliegan sus medios mediante un rápido e inesperado proceso de convergencia hacia el objetivo, que a modo de enjambre - coincidencia organizada o “swarming” en la terminología de Ronfeldt y Arquilla - puede tener efectos devastadores.

Enjambre, pensamiento grupal, violencia… no sé, creo que son cosas que me dan miedo y son asuntos que no pueden ser abordados de forma convencional.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Las dos cajas


En un concurso te ofrecen escoger entre dos cajas: la 1 y la 2.

El presentador te dice que en una caja hay una determinada cantidad de dinero y en la otra hay el doble.

Te dejan elegir una caja al azar - por ejemplo escoges la n1 º - y la puedes abrir: Hay 1.000 euros.

Ahora el presentador te pregunta "¿Quieres cambiar?"

Analizas tus opciones:

1) Si cambio puedo obtener 500 euros (la mitad) o 2.000 euros (el doble).
2) La esperanza matemática, por tanto, es: (500+2000)/2 = 1.250 euros.
3) Luego, me interesa cambiar...

Un momento, es el mismo razonamiento que haríamos si hubiésemos escogido inicialmente la nº 2, por lo que es absurdo que obtengamos la misma ganancia por cambiar de 1 a 2, que de 2 a 1...

No sé. Estoy hecho un lío.


Solución

El razonamiento propuesto es una trampa. Puesto que no hay ningún motivo para suponer que cuando encuentro una cantidad x - en este caso 1.000 euros - en una de las cajas la probabilidad de que la otra caja tenga el doble o la mitad es la misma. Sólo porque no tenga suficiente información sobre la forma en que se han repartido las cajas no puedo deducir que la probabilidad sea la misma.

Si uno quiere hacer un razonamiento correcto usando la teoría de probabilidades, debe al menos suponer inicialmente que las cajas se reparten siguiendo alguna distribución de probabilidad, y a partir de eso calcular la probabilidad de que una caja tenga 2x (2.000 euros) si la otra tiene x (1.000 euros).

Si uno hace esto, ocurre que no existe ninguna distribución de probabilidad tal que, sabiendo que una caja tiene una cantidad x, la probabilidad de que la otra tenga x/2 o 2x sea siempre 1/2. Nadie dice que el dinero se vaya a repartir de este modo, al estar las cifras - premios - repartidos desde el principio.

Tal vez parte de la confusión de la paradoja está en que la probabilidad de elegir la caja que tiene menos dinero es efectivamente 1/2, al igual que la probabilidad de elegir la que tiene más dinero, al menos si el concursante elige al azar sin nada que distinga una caja de otra.

Por tanto, cuando abrimos una caja y encontramos un premio de 1.000 euros, y no nos dan más información, no va a ser posible suponer ninguna distribución de probabilidades sobre la otra caja: que haya 500 euros o 2.000.

Es decir sólo si nos dicen que el montante de las dos cajas es de 1.500 (1.000 + 500) o 3.000 (1.000 + 2.000) podremos calcular en este caso con un 100 % de certeza el importe de la otra caja.

En caso contrario conocer el premio de una caja no puede alterar nuestra decisión y la probabilidad de acabar en el premio grande o pequeño es – exactamente – del 50%.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Síndrome de Diógenes documental

Este mes ha sido mi cumpleaños y conforme vas haciéndote mayor los regalos se reducen en cantidad y aumentan en calidad.

Mi buen amigo Carlos, como no podía ser de otra manera, me ha regalado un libro. Un libro del que me ha hablado en muchas ocasiones. Un libro en el que me ve - se ve - reflejado en uno de sus pasajes.

La situación que relata el libro hace referencia a una patología que padecemos Carlos y yo: el Síndrome de Diógenes Documental (SDD). Estoy seguro que no está catalogado por la ciencia pero eso no quiere decir que no exista. Somos muchos los que la padecemos. Se manifiesta de muchas maneras: una acumulación de cualquier texto, pdf, artículo de revista, etc. que cae en tus manos; tienes varias ediciones del mismo libro (por aquello de que incluye el texto actualizado); lees todo lo que cae en tus manos; cuando viajas fuera de tu ciudad te informas de los mejores sitos para pillar (grandes supermercados de libros - tipo Fnac - especializadas - tipo La Casa del Libro o la librería Bosch en Barcelona - y/o pequeñas butiques bibliográficas); cuando sales al extranjero te compras libros en versión original pero que ya los tienes en español; etc.

El SDD se manifiesta de muchas maneras. Este verano he ido de vacaciones a Nueva York. Hacía tiempo que quería ir, no sólo por el shopping sino porque soy de los que piensa que, al igual que un musulmán tiene que ir por lo menos una vez a La Meca en peregrinación, un economista tiene que ir - por lo menos - una vez al Distrito Financiero de Manhattan.

Muchas eran las ganas de ir y el SDD se manifestó con toda su crudeza: No era un turista cualquiera, puesto que no llevé una guía de viaje... sino tres. Una me la compré hace tres o cuatro años, cuando me di cuenta que tenía que ir a NY y aproveché que se compraba a precio reducido con no recuerdo que periódico; la segunda era una guía de viaje del año pasado, cuando unos amigos estuvieron (con comentario fruto de la experiencia de haber en otras ocasiones); y finalmente la del Trotamundos (Edición 2009) que tuve la necesidad de comprar.

Cuando me di cuenta de que viajaba con tres guías fui consciente de que tenía que ir a terapia :-)

Cual fue mi sorpresa cuando una amiga que viaja esta semana me preguntó "¿Tienes una guía de NY para dejarme...?". ¡Cielos! Pensé, hay gente que puede viajar "sin ninguna guía".

Lee el extracto - ligeramente adaptado - que adjunto y luego me cuentas:

"Has visto en un periódico que había salido "Si una noche de invierno un viajero", nuevo libro de Italo Calvino, que no publicaba hacía varios años. Has pasado por la librería y has comprado el volumen. Has hecho bien.

Ya en el escaparate de la librería localizaste la portada con el título que buscabas. Siguiendo esa huella visual te abriste paso en la tienda a través de la tupida barrera de los Libros-que-no-has-leído que te miraban ceñudos desde mostradores y estanterías tratándote de intimidarte. Pero tú sabes que no debes dejarte acoquinar, que entre ellos se despliegan hectáreas y hectáreas de los Libros-que-puedes-prescindir-de-leer, de los Libros-hechos-para-otros-usos-que-la-lectura, de los Libros-ya-leídos-sin-necesidad-siquiera-de-abrirlos-pues-pertenecen-a-la-categoría-de-lo-ya-leído-antes-aun-de-haber-sido-escrito. Y así superas el primer cinturón de baluartes y te cae encima la infantería de los Libros-que-si-tuvieras-más-vidas-que-vivir-ciertamente-los-leerías-también-de-buen-grado-pero-por-desgracia-los-días-que-tienes-que-vivir-son-los-que-son. Con rápido movimiento saltas sobre ellos y caes entre las falanges de los Libros-que-tienes-intención-de-leer-aunque-antes-deberías-leer-otros, de los Libros-demasiado-caros-que-podrías-esperar-a-comprarlos-cuando-los-revendan-a-mitad-de-precio, de los Libros-ídem-de-ídem-cuando-los reediten-en-bolsillo, de los Libros-que-podrías-pedirle-a-alguien-que-te-preste, de los Libros-que-todos-han-leído-y-es-casi-como-si-los-hubieras-leído-también-tú. Eludiendo estos asaltos, llegas bajo las torres del fortín, donde ofrecen resistencia:

- Los Libros-que-hace-mucho-tiempo-tienes-programado-leer.
- Los libros-que-buscabas-desde-hace-años-sin-encontrarlos.
- Los Libros-que-se-refieren-a-algo-que-te-interesa-en-este-momento.
- Los Libros-que-quieres-tener-al-alcance-de-tu-mano-por-si-acaso.
- Los Libros-que-podrías-apartar-para-leerlos-a-lo-mejor-este-verano.
- Los Libros-que-te-faltan-para-colocarlos-junto-a-otros-libros-en-tu-estantería.
- Los Libros-que-te-inspiran-una-curiosidad-repentina-frenética--no-claramente-justificable.

Hete aquí que te ha sido posible reducir el número ilimitado de fuerzas en presencia a un conjunto muy grande, si, pero en cualquier caso calculable número finito, aunque este relativo alivio se vea acechado por las emboscadas de los Libros-leídos-hace-tanto-tiempo-que-sería-hora-de-releerlos y de lo Libros-que-has-fingido-siempre-haber-leído-mientras-que-ya-sería-hora-de-que-te-decidieras-a-leerlos-de-veras.

Te liberas con rápidos zigzags y penetras de un salto en la ciudadela de las Novedades-cuyo-autor-o-tema-te-atrae. También en el interior d esta fortaleza puedes practicar brechas entre las escuadras de los defensores dividiéndolas en Novedades-de-autores-o-temas-no-nuevos (para ti o en absoluto) y Novedades-de-autores-o-temas-completamente-desconocidos (al menos para ti) y definir la atracción que sobre ti ejercen basándote en tus deseos y necesidades de nuevo y de no nuevo (de lo nuevo que buscas en lo no nuevo y de lo no nuevo que buscas en lo nuevo).

Todo esto para decir que, recorridos rápidamente con la mirada los títulos de los volúmenes expuesto en las librería, has caminado tus pasos hacía una pila de "Si una noche de invierno un viajero" con la tinta fresca, has agarrado un ejemplar y lo has llevado a la caja para que se estableciera tu derecho de propiedad sobre él.

Has echado aún un vistazo extraviado a los libros de alrededor (o mejor dicho, eran los libros los que te miraban con el aire extraviado de los perros que desde las jaulas de la perrera municipal ven a un ex compañero alejarse tras la correa del amo venido a rescatarlo) y has salido."

Título: "Si una noche de invierno un viajero"
Autor: Italo Calvino

domingo, 13 de septiembre de 2009

El ITP y la burbuja inmobiliaria

Mi actividad profesional me ha mantenido ocupado los últimos dos meses. No es del todo cierto porque también he estado de vacaciones en Nueva York (aunque más que vacaciones ha sido un peregrinaje: todos los economistas tenemos que ir, por lo menos una vez en la vida, a NYC.

No haber blogueado no significa que me hubiese abandonado. Detrás de cada artículo, de cada noticia, veía la entradilla de un post. Eso es lo que me ha permitido no obsesionarme con el apagón temporal en los blogs que mantengo abiertos.

En mi opinión, que te corra sangre bloguera por las venas es lo que te convierte en bloguer, con independencia de la mayor o menor proliferación de "entradas" (aunque eso es lo que mantiene el feed-back con tu amigos de la nube)

Hace mucho tiempo que vengo dándole vueltas al dichoso Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales. Sí, ya sé, puede ser algo freaky pero ¿qué le voy a hacer? está el que se preocupa por la última intervención de tendón rotuliano del delantero centro del equipo de sus amores y yo, que me entretengo con los impuestos.

El “Impuestos sobre Transmisiones Patrimoniales” (ITP) - y “Actos Jurídicos Documentados” (AJD) – no es un impuesto desconocido para la mayoría de los ciudadanos y menos aún para todo aquel que se ha comprado una vivienda de segunda mano alguna vez.
Si no terminas de ubicarte, sólo tienes que recordar el pastón que tuviste que pagar en el momento de la compra de tu vivienda. Sólo tienes que ser consciente de que es el segundo mayor importe que se paga si la vivienda es de segunda mano, siendo - lógicamente - el propio precio de la vivienda el primero.
“Por su modelo lo conoceréis” y, aunque no recuerdo si la cita bíblica es exactamente así, es al que llamamos “seiscientos”.

El ITP, o seiscientos, supone un siete por ciento del precio de la vivienda y es una fortuna lo mires como lo mires. Tal vez un siete por ciento no fuera mucho dinero en el momento en el que se pare el impuesto, allá por los ochenta – inicialmente un seis por ciento – y dentro de toda la codificación fiscal que da origen a nuestro sistema tributario más moderno (En la actualidad, además, es del siete por ciento desde hace bastantes años en todas las comunidades autónomas).
La situación ha ido cambiando - como digo - desde su invención a finales de los setenta y principio de los ochenta hasta la actualidad. En esas fechas, la memoria histórica del legislador evocaba inflaciones del quince, veinte y hasta el veinticinco por ciento (ver gráfico) y ciertamente, un seis/siete por ciento no era mucho en esa época.


Dicho razonamiento ya no seguía siendo válido en septiembre de 1993, fecha de la que se refunden el texto inicial y del que data el vigente, puesto que ya nos habíamos acostumbrado a tasas de inflación más modestas (en torno al cinco por ciento). Y dicha diferencia no es baladí.

Con una inflación del dieciocho por ciento anual un impuesto del seis por ciento es absorbido por el precio del inmueble en cuatro meses. Ese sobreprecio, soportado inicialmente en forma de impuesto, será insignificante en unos pocos años

Si hoy - por ejemplo - tuviésemos una inflación del seis/siete por ciento y me comprase una vivienda de segunda mano por cien, necesitaría todo un año para poder venderla si quiero recuperar los impuestos pagados (eso sin contara notarios, registradores y otras pirañas inmobiliarias).

Pero, si con inflaciones del seis-siete por ciento tengo que esperarme un año, con tasas del dos o tres por ciento tengo que esperarme dos o tres años; ahora bien, con inflaciones del uno por ciento - o negativas - tengo que esperar seis o siete años… para poder vender sin perder - desgraciadamente - el coste de los impuestos pagados.

Se hablar de la burbuja inmobiliaria y nadie mira que un ITP del siete por ciento también podría ser culpable. Todo el mundo señala hacia los sospechosos habituales como culpables de hinchar - y de reventar - la burbuja inmobiliaria. Ciertamente podrían ser los culplables porque aún no he encontrado estudios que cuantifiquen la cooperación necesaria del dichoso impuesto por lo que, me temo, se va a ir de rositas.

Me gustaría que alguien pudiera cuantificar cuanta rigidez laboral genera a las familias que se plantean un cambio de residencia este peaje tributario. La gente no puede cambiar de ciudad porque, en muchos casos, ese cambio de vivienda habitual le va a suponer el salario de casi un año ¿Acaso los líderes sindicales no se lo pueden decir a ZP en lugar de coaccionarle para que reinvente el PER?

Así mismo, las Comunidades Autónomas (CCAA) – TODAS... las de derecha y las de izquierda - se han acostumbrado a miran para orto lado. Para algunas ha sido la parte del león de su recaudación. Ahora bien esas mismas, afortunadas antaño y embelesadas con el clin-clin de la caja registradora cada vez que un inmueble cambiaba de manos, ahora lloran su ausencia con caídas del cincuenta por ciento de la recaudación.

El argumento que utilizan en las Consejerías de Haciendas de las CCAA – y sus respectivas Agencias Tributarias - es falaz y sólo apto para convencerte si eres un verdadero "pagafantas": “Cobramos el siete por ciento porque es el mismo tipo que el IVA y no podemos hacer diferencias”.



Menuda cara más dura que tienen. Cuando una vivienda tiene que pagar TPO es porque ya pagó en su momento el IVA por todo el valor añadido en su construcción. Gravar otra vez la transmisión porque la vivienda ahora vale más, es como cobrar dos veces por lo mismo. Ya sabemos, en cualquier caso, que el denostado sector inmobiliario es el lugar donde abrevan muchos y el pesebre de otros tantos. La vivienda es esa ubre a la que los políticos siempre han podido ordeñar sin excesivo esfuerzo intelectual.

La sinvergonzonería llega al punto de que, en determinados casos y cumpliendo ciertos requisitos, si se es empresario y se puede optar entre pagar IVA al Estado – deducible, y expectante de devolución, claro, (art. 20.2 de la Ley del IVA) – o el ITP a la Comunidad Autónoma – al siete por ciento… y te lo comes – y eliges pagar el segundo, así, como por inspiración divina, algunas CCAA deciden que sólo pagues un ITP el tres, en lugar del siete por ciento.

Y digo yo: “¿A que no es tan difícil cobrar algo menos cuando queréis?”.

lunes, 15 de junio de 2009

Atención prefente


En tu entidad financiera estos últimos meses están en campaña con un producto, que sin ser nuevo, sí se está comercializando con agresividad. De entre su abanico de productos es el producto estrella de entre las estrellas, y es que no hay color en cuanto a rentabilidades prometidas.

Si le preguntas cual es la rentabilidad de los plazos fijos – dejas el dinero y vencido el plazo te lo llevas con los intereses - o de los fondos de inversión monetarios – que invierten en renta fija a corto plazo (menos de dieciocho meses) y dan una rentabilidad parecida a la anterior – se reirán en tu cara, se recostarán sobre el respaldo de su asiento, se girará hacia su pantalla y harán como que piensan. Luego, tras un rato de aparente meditación, se girarán hacia ti y te preguntará “¿Sabes que son las “participaciones preferentes”… tu respuesta, salvo que visites los foros financieros de Internet o leas la prensa salmón, posiblemente será “me suena pero no estoy seguro de que lo conozca”.

A continuación, la conversación se desarrollará de modo que hará que te sientas parte de un acontecimiento histórico planetario (según terminología oficial):

“Pero piltrafilla – serán sus palabras - ¿Cómo es que me preguntas por productos con una rentabilidad del dos o el tres por ciento? Si te puedo ofrecer un producto al siete, ocho o diez por ciento, un poco menos el siguiente año y – quizá - el otro, y que luego te llevas el Euribor más un diferencial del tres por ciento durante el resto de tu vida, y ¿Que el Euribor baja mucho? te garantizamos como mínimo un cuatro por ciento”.

Te recordarán que la emisión es de – no sé, por ejemplo – mil o dos mil millones de euros y que – si quieres – te pueden “guardar algo”.

¿Quién va a decir que no? ¡Sería como quitarle el caramelo a un niño!

Pero realmente ¿Qué son las participaciones preferentes?.

Yo – particularmente – ya desconfiaría del nombre “preferente”. En finanzas, los nombres de los productos no siempre suelen significar lo que el sentido común nos llevaría a pensar. Por ejemplo, si “prime” significa de primera calidad, “subprime” no necesariamente significa (casi) de primera calidad, sino todo lo contrario y aplicado al mercado hipotecario puede querer decir “con escasa solvencia y alto riesgo de impago”.

Pues, si esto es así, porqué íbamos a confiar en algo que llaman “preferente”.

Según la información que consta en la web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el apartado de “información al inversor”, define las participaciones preferentes como las que “conceden a sus titulares una remuneración predeterminada (fija o variable), no acumulativa, condicionada a la obtención de suficientes beneficios distribuibles por parte de la sociedad o el grupo financiero [que las respalda]” y a la hora de cobrar en caso de que pinten bastos (y el banco se vaya al garete) “se sitúan por delante de los accionistas (…) y por detrás de todos los acreedores”.

Lo mejor de todo es que para el banco eres como si fueras un accionista, y a efectos contables casi tienes esa consideración, pero sin serlo, puesto que no tienes ni voz, ni voto, ni derechos políticos, ni eres accionista, ni nada de nada. Vamos, que por no tener – casi – no tienes ni liquidez. Así, por lo menos, unas acciones que cotizan en bolsa y las puedes seguir por Internet, en prensa, o si me apuras por el teletexto de casa, pero las preferentes además de tener escasa liquidez sólo cotizan en un mercado secundario de renta fija llamado AIAF.

Lo mejor que puedes hacer es asegurarte bien antes de meterte en algún lío. De hecho la CNMV ya advierte en su página web sobre estos productos y a algunos emisores, y no hablamos de chiringitos financieros, nos estamos refiriendo a BBVA, Banesto y Santander les obliga a que los eventuales adquirentes firmen expresamente cláusulas como:

“es posible que a medio o incluso a corto plazo esta emisión, alcance un precio en el mercado secundario inferior al precio de emisión lo cual puede suponer una pérdida para los inversores que lo suscriban y quieran posteriormente venderla”, de un folleto de BBVA Capital Finance, S.A.
“Este producto ofrece una rentabilidad sensiblemente inferior (…) atendiendo al riesgo que incorpora, e inferior asimismo a la ofrecida por productos equiparables de otros emisores comparables (…) el valor de mercado de este instrumento sería sensiblemente inferior (alrededor de un 6%) a su valor nominal, por lo que si el suscriptor quisiera vender estos valores en el mercado secundario podría perder una parte significativa de su inversión inicial (…) al no ser un depósito, no goza de ninguna cobertura o garantía por parte del Fondo de Garantía de depósitos” del Banco Español de Crédito, S.A.
O en el caso del Banco Santander, S.A., todo igual que en Banesto pero el valor de mercado es inferior en un 10%.

Por tanto, y para finalizar ¿Qué debemos preguntar?: Primero, que te confirmen que “siempre” vas a cobrar la rentabilidad prometida del 6, 7… 8% y que te digan dónde lo pone; segundo, que te confirmen que cuando vendas tus participaciones vas a recuperar el “nominal” – lo “puesto”, vamos – o que ellos te la recomprarán por ese mismo valor; tercero, que te confirmen que no eres el penúltimo en cobrar en caso de liquidación del banco; y finalmente, que donde dice “deuda perpetua” no quiere decir que te las verás y desearás para salirte – o con importantes pérdidas - si necesitas tu dinero.

Revisión 19/6/2009:

Cuatro entidades permitirán anular las suscripciones de preferentes (en "Cinco Días)
Ojo con los plazos...

Caixa Galicia se suma a las recompras de preferentes pero por la mitad de su valor

¡¡ Haciendo amigos !!

miércoles, 10 de junio de 2009

El mito de la caverna y Matrix

Relacionado con mi último Post, he encontrado una recreación del mito/alegoría de la caverna de Platón, visto desde la perspectiva Matrix.

Impresiona ver como, hoy en día, algunos tenemos unos puntos de vista que, hace 2.500 años y aunque fuese de la mano de un genio, ya tenían algunos.

Muy posiblemente ni siquiera esté relacionado, el mito de la caverna, Matrix y mi visión de los impuestos... ¿Pero y si lo estuviera?

domingo, 7 de junio de 2009

El día del contribuyente


Posiblemente cuando leas esto ya hayas votado en las últimas elecciones, o pienses hacerlo, pero… “¿A quién has votado?”.

La verdad es que no me importa – es decir sí – bueno no. Vamos, que en realidad es una pregunta retórica a la que no estoy buscando respuesta sino reflexión.

Reitero mi pregunta “¿A quién has votado?” o lo que es más importante ¿Qué es lo que te ha hecho votar a un partido o a otro?: Europa, los escándalos políticos, la corrupción, el paro, la crisis…

¿Has hecho un voto de castigo global – europeo - sobre la base de un descontento local – español – o muy local – comunidad o municipio - porque el Alcalde no cambia las farolas de tu calle, que se están cayendo?

¿O tal vez has sido consecuente con el motivo de la contienda y has pensado como europeo y, tras los debates televisivos, has decidido tu voto?

¿Acaso siempre votas a los mismos porque eres de izquierdas o de derechas?

Estoy seguro de que en el momento de analizar el sentido de tu voto, detrás de esa lista imaginaria de pros y contras, los impuestos no aparecen entre tus diez principales inquietudes. Es lógico que así sea porque es un tema que unos y otros esconden del debate. En ocasiones aparecen enfrentamientos sobre temas impositivos, pero como en el mito de la caverna de Platón, sólo sirven para ocultarnos la realidad.

En el mito (alegoría) de la caverna Platón nos muestra como unos hombres, encadenados y si poder mirar hacia atrás, sólo pueden ver las sobras de unos objetos que son proyectadas al fondo de la caverna y, como no conocen otra cosa, consideran que no existe otra realidad que la que están viendo. Uno de esos hombres es liberado, le muestran la hoguera, los objetos que estaba viendo proyectados y se le demuestra que existe “otra verdad”. Una vez que es consciente de esa nueva situación, es obligado a caminar hacia fuera de la caverna y para que sea consciente de esa realidad. El hombre es obligado a mirar directamente al sol – metáfora del “Bien” – y es enviado de nuevo la caverna para que intente explicar al resto de sus compañeros de cautividad la existencia de esa “nueva realidad”.

Ya te puedes imaginar como acaba la historia, cuando el hombre cuenta lo que ha visto ahí fuera es motivo de burla de todo el mundo, porque piensan que sus ojos se han dañado al ver la claridad del sol. Esto me hace pensar: ¿Acaso nuestra ignorancia no es fruto de nuestra propias ganas de “no saber”? ¿Acaso no aceptamos ser tratados como incapaces? ¿Acaso no dejamos que abusen?.

Todo el que tiene la oportunidad de engañarlos la aprovecha. El administrador de fincas de mi comunidad de propietarios, por ejemplo, hace lo mismo que los Gobiernos (Estatal, autonómico o local) escondiendo el debate de los presupuestos. Mi administrador de fincas propone aprobar el presupuesto del año anterior, y la nueva cuota para el presente, como primer punto del orden del día. Una vez está aprobada su gestión, y ya tienen garantizados los fondos para el año en curso, deja que los propietarios se despellejen con el resto de los asuntos. Pero lo primero es lo primero.

En política se hace lo mismo. El debate sobre impuestos es un debate que suele esconderse. De hecho los estrategas de las distintas Haciendas son especialmente hábiles para hacerte pagar “sin dolor”. Las Retenciones a cuenta – tienen un doble objetivo: chivateo del retenedor y “te cobro por adelantado y luego ya haremos cuentas” del Gobierno – de modo que, por ejemplo, la campaña de declaraciones de la renta se convierte en una feria en la que siempre toca, si no un pito una pelota, y al 80% de los contribuyentes les sale a devolver ¿Devolver? ¿Me puedes explicar que has hecho todos estos meses con mi dinero?.

También en este trilerismo fiscal podríamos denunciar la creación de deducciones para contribuyentes de rentas más bajas… cuando son los que no están obligados a presentar la declaración ¿dónde está ahí la deducción?.

No es habitual que alguien nos dé a escoger entre las sombras y la realidad. Además, cuado alguien nos dice que hay vida más allá de la caverna no le hacemos ni caso o directamente pensamos que está loco: “¿Preguntar qué se hace con mis impuestos? ¿Estás loco?... eso no lo hace nadie”.

El think tank (laboratorio de ideas) Institución Futuro – www.ifuturo.org – tiene un sitio en Internet que, mediante una serie de sencillas preguntas (sueldo, ahorro personal, hábitos, consumo, etc.), determina los días que trabajas para las distintas Haciendas:
De este modo un empleado por cuenta ajena que ganara 24.000 euros brutos al año y ahorrara unos 1.000 euros al año, acabaría de pagar sus impuestos el día 9 de abril.
¿Sabes cuando dejas de pagar tú?

viernes, 15 de mayo de 2009

La hipoteca china

Los economistas no somos buenos interpretando las leyes, ni siquiera los que por motivos profesionales trabajamos a diario con ellas, bien sea leyes fiscales, mercantiles o procesales. No se nos da bien eso de las leyes porque nos hacen jugar en un puesto para el que no se nos prepara en la facultad o al menos no es la intención y siempre mucho menos que un licenciado en derecho.

Me gusta reconocer esa carencia interpretativa respecto a las leyes y, pese a que me gusta contar chistes de abogados como a los norteamericanos, admiro esa cualidad para interpretar las leyes muy por encima de lo que podemos hacer el resto. En definitiva la formación económica, financiera o contable acaba convirtiéndote en una persona tremendamente práctica, que es algo que dificulta nuestra aproximación al BOE.

Intentar leer directamente un código, reglamento o texto refundido – sin ayuda y a pelo – es una tarea de locos, y si además quieres explicárselo a otro/s ni te cuento. En cualquier caso, no me resisto a bucear en un tema que, si me sale bien, me permitirá ser lo suficientemente demagogo como para escandalizarte (Espero entrar directamente en la final de los Premios Hearst)

Todo esto viene a colación de la redacción del artículo 9 del Real Decreto 716/2009, BOE del sábado 2 de mayo, por el que se desarrollan determinados aspectos de regulación del mercado hipotecario. Dicho Real Decreto establece, en su exposición de motivos que se reforma el mecanismo para contrarrestar el desmerecimiento de la garantía hipotecaria, para lograr [atento al dato…] un grado de protección mayor del deudor hipotecario cuando éste sea persona física” (lógicamente los corchetes son míos).

Cuando leí eso - y yo que soy de crítica fácil - el victimismo corría por mis venas y me llevó a pensar en escribir de forma incendiaria, y como he dicho desde la demagogia. De ahí que relacionado con lo que comentaba más arriba, y al igual que los césares,cuando entraban victoriosos en Roma llevaban un asistente que le sujetaba la corona de laurel sobre la cabeza y les repetía “eres humano, eres humano…” me repetí “no eres abogado y no entiendes de leyes”.

Por este motivo, cuando una ley dice que se aprueba para proteger, es para proteger y no quiere decir otra cosa.

De este modo, cuando en su artículo 9 dice “Si por razones de mercado o por cualquier otra circunstancia el valor del bien hipotecado desmereciese de la tasación inicial en más de un 20%, y con ello se superasen, en función del principal pendiente de amortizar, los límites a que se refiere el artículo 5.1 [no podrá exceder del 60% del valor de tasación del bien hipotecado, salvo para la financiación de la construcción, rehabilitación o adquisición de vivienda, en las que podrá alcanzar el 80% de ese valor, aunque con excepciones], la entidad acreedora, previa tasación realizada por una sociedad homologada independiente, podrá exigir del deudor la ampliación de la hipoteca a otros bienes suficientes para cubrir la relación exigible entre el valor del bien y el préstamo o crédito que garantiza”. Es decir ¿Esto no significa que el banco pueda exigirte más garantías si el mercado se desploma? ¿o sí?

Pero no todo está perdido, y el aspecto protector del citado artículo debe venir por lo que señala a continuación: “En el caso de que el deudor sea una persona física, el desmerecimiento al que se refiere el párrafo anterior deberá haberse mantenido durante el plazo de un año, a contar desde el momento en que la entidad acreedora haya hecho constar en el registro contable al que se refiere el artículo 21 el citado desmerecimiento” que es como un registro especial para saber si detrás de las emisiones de cédula y bonos hipotecarios hay Nijas, en la terminología del profesor Leopoldo Abadía. O lo que es lo mismo, como se den cuenta de que tu piso vale menos, date por j… porque se esperarán un año pero terminarás por ser requerido para efectuar la cobertura de la parte del riesgo que ha quedado sin garantía hipotecaria. El párrafo aclara que podrás optar por la devolución de la totalidad del préstamo o de la parte que ha quedado expuesta.

También puedes “no hacer nada” por lo que el finaliza el artículo [habrá optado libremente] “si dentro del plazo de dos meses desde que fuera requerido para la ampliación, el deudor no la realiza ni devuelve la parte de préstamo o crédito a que se refiere el párrafo anterior, se entenderá que ha optadopor la devolución de la totalidad del préstamo, la que le será inmediatamente exigible” por su banco o caja.

Tu banco amigo se encargará de todo: de reclamar, de ejecutar y de subastar. Puedes dejarlo en sus manos, que ellos se encargan de todo. Y si después la subasta tu casa no ha cubierto la deuda te recordarán que tienes el resto de la vida para pagarlo, ya que lo que les quede por cobrar no se extingue con la ejecución.

No te lleves las manos a la cabeza, era algo que no solía comentarse, pero cuando contrataste la hipoteca ya existía un artículo casi idéntico, el 29 del R.D. 685/1992 de regulación del mercado hipotecario, salvo por el período de espera, un tantito que ha querido apuntarse el gobierno pero que era innecesario porque las entidades financieras – no nos engañemos - tampoco son insensibles al dolor ajeno y lo digo sin ironía.

Al día siguiente, cuando llegue al despacho, le pregunté a Marga – compañera de despacho y abogada – si no era cierto que las hipotecas en España tenían más trampas que las películas de chinos, como decían mis padres.

jueves, 2 de abril de 2009

La cigarra y la hormiga (versión española)


Recordarás la fábula de la Cigarra y la hormiga en el que la hormiga trabajó a brazo partido todo el verano, bajo un calor aplastante, mientras construía su casita y se aprovisionó de víveres para el invierno.

La Cigarra, que pensaba que la hormiga era tonta, se pasó todo el verano riendo, bailando y jugando.

Cuando llegó el invierno, la hormiga se refugió en su casita, donde tenía de todo lo que necesitaba hasta que llegara la próxima primavera. La cigarra, tiritando y sin comida ni cobijo, se murió de frío

FIN

... hasta aquí la versión tradicional. Pero ¿Qué pasaría si la fábula se desarrollara en España?

La primera parte sería prácticamente idéntica - la hormiga trabajado y la cigarra a lo suyo - y cuando llega el invierno, la hormiga también se refugia en su casita, donde tiene todo lo que necesita hasta la primavera, pero...

La cigarra, tiritando y medio muerta de frío organizaría una rueda de prensa en la que haría que nos preguntáramos "¿Porqué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida, cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre?

La televisión organizaría un programa, en vivo, en el que la cigarra saldría pasando frío y calamidades, a la vez que muestran extractos de vídeo de la hormiga, confortablemente establecida en su casita y frente a una mesa llena de comida.

Los españoles - sorprendidos - no entenderían como es posible que en un país moderno como el suyo se deja sufrir a las pobres Cigarras y el Gobierno aprobaría un plan de ayuda para proveer de cobijo y comida a todas las Cigarras desvalidas.

Para ello se dotaría un Fondo de Financiación Transitorio - aunque de transitorio sólo tendría el nombre - con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, que sólo pagan las Hormigas debido a su exceso de trabajo, de riquezas y resultados.

Las Cigarras, asimismo, rápidamente se organizarían para reivindicar sus derechos y para que se valorara la enorme contribución por el arte de estas al cante español. Un grupo de Cigarras, con cargos oficiales, aceptarían otorgar más fondos - en este caso de carácter cultural - para el realce de éste nuevo arte, con cargo a un nuevo impuesto que - lógicamente - soportan las Hormigas.

Las Hormigas, ante la cantidad de nuevos impuestos y de la "solidaridad impositiva", decidirían emigrar a un país con menor carga fiscal, donde no existiera tal cantidad de Cigarras, y transferirían sus fondos a ese país montañoso o caribeño rápidamente.

Al conocerse este hecho, la Hormiga sería considerada como poco sensible a las necesidades de la sociedad... que le ha dado todo lo que tiene. Por otro lado la Hormiga, desde ese país montañoso o caribeño, leería en el periódico todas esas noticias... eso sí, un poco más tranquila.

Mientras tanto, la Cigarra - erigida en líder de las cigarras - el colectivo de cigarras, la nueva ONG, el Gobierno y otros... seguirían buscando más hormigas.

domingo, 15 de marzo de 2009

¿Vender la vaca?

No tiene sentido volver a recordar el momento que estamos pasando y por eso no vamos a seguir lamiéndonos las heridas. La crisis también es momento de oportunidades, o así deberíamos verlo, y tomar una actitud proactiva que – gracias a Wikipedia – sabemos que es el término acuñado por un neurlólogo y psiquiatra austriaco, que sobrevivió a los campos de concentración nazis, y popularizado por el gurú del management empresarial Stephen R. Covey en su libro “Los siete hábitos de la gente altamante efectiva”, del cual recomiendo su lectura. Proactividad significa control de nuestra conducta vital mediante el desarrollo de acciones creativas y audaces. Ser proactivo es - en definitiva - tomar la iniciativa.

Actuar de forma proactiva es, por ejemplo, ver a nuestra empresa es como una vaca, a la que tenemos que mimar cada día, darle de comer, preocuparnos por que no contraiga enfermedades… ¿y cambio ella que hará? pues como contraprestación nos dará leche cada día.

¿Qué pasaría si un día la vaca dejara de dar leche?... Un día nuestra vaca podría dejar de dar leche y eso no tiene porqué ser culpa del pobre animal sino que podría deberse a cualquier circunstancia. Es decir, no es que tengamos que buscar culpables, pero lo cierto es que… ya no da leche. No es culpa del bicho... sencillamente sus ubres están agotadas.

Si tienes una vaca - lo siento - no podré ayudarte porque no soy veterinario. Si tienes una empresa – eso ya es de mi negociado – se me ocurren algunas cosas que podrías hacer.

Lo primero que tendríamos que hacer es anotar los síntomas en una pizarra (aunque sea mental) ya que la visualización tiene un efecto terapéutico que empezará a ayudarlos. Es fundamental, por este motivo, no perder de vista el primer principio de la tauromaquia que sentencia “los toros se lidian uno a uno puesto que si salen los seis a la vez siempre pierde el torero”.

Debemos averiguar, en primer lugar, el motivo por el que nuestra empresa/vaca se ha secado. No es lo mismo que estemos en dificultades porque la empresa haya dejado de ser rentable (los gastos superan a los ingresos) a que tenga un problema de liquidez (los pagos están superando a los cobros). En el primer caso nos tendremos que analizar la cuenta de pérdidas y ganancias (ventas, ingresos, compras, gastos, salarios, intereses, etc.) para buscar un aumento de ventas o una contención de los gastos; en el segundo tendremos que ir al balance y al presupuesto de tesorería para ver como encontramos financiación o renegociamos plazos de pago.

En segundo lugar debemos seguir las enseñanzas de Hipócrates, al que se le atribuye el gran mérito de ser el padre de la medicina moderna, y que ya hablaba hace dos mil quinientos años de la crisis como un punto, en la progresión de toda enfermedad, en la cual ésta comienza a derrotar al paciente – y por la que morirá – o por el contrario el inicio de un proceso natural que hará que se recupere.

Teniendo en cuenta esto, debemos intentar analizar si realmente nuestro proyecto sigue vivo y por tanto debemos seguir apostando por él o – por el contrario – hemos agotado las ideas, los fondos, los ánimos y tal vez… digo tal vez, deberíamos ir pensando en vender la vaca.

Si finalmente llegamos a la conclusión de que somos incapaces de levantar el vuelo, al menos con los medios de los que disponemos, creo que debemos ser honestos y hacer un último gesto de honradez por nuestra empresa. Un gesto por nosotros y por todos han apostado por nosotros (empleados, clientes, acreedores, entidades financieras, etc.) buscando un comprador antes de que la situación sea irreversible. Las empresa siempre tienen un valor, bien sea por su cartera de clientes, su ubicación, sus empleados, su nombre, etc. y podemos siempre que lo hagamos a tiempo, obtener un precio justo. ¿Qué digo podemos? ¡Debemos!

sábado, 28 de febrero de 2009

¿Podrá soportar España 4.000.000 de bajas de clientes la banda ancha?

Cerca de cuatro millones de ciudadanos no pueden acceder a la banda ancha en España en función de su sitio de residencia; a este indicador negativo para el desarrollo de la Sociedad de la Información en España, se le podrían sumar bajas masivas de clientes del Adsl más lento y caro de Europa.

Las entidades representativas de la comunidad internauta, los profesionales y los consumidores informáticos en España estiman en cuatro millones la cifra de clientes de banda ancha, ADSL y cable, que podrían darse de baja si finalmente se confirma el acuerdo que REDTEL está negociando con las sociedades de gestión de los derechos de autor abanderadas por la SGAE, para que en España se den tres avisos antes de desconectar o ralentizar la conexión a Internet por usar redes P2P.

A la disminución de ingresos se sumarían las posibles indemnizaciones que podrían derivarse por incumplimiento de contrato de las operadoras y las sanciones aplicables en base a los artículos 8 (”Restricciones a la prestación de servicios y procedimiento de cooperación intracomunitario”) y 11 (”Deber de colaboración de los prestadores de servicios de intermediación”) de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, modificado por la Ley 56/2007, de 28 de diciembre, de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información.

Mientras las operadoras de telecomunicaciones tratan de sortear la crisis, las sociedades de gestión de los derechos de autor, intentan conseguir prebendas para las empresas productoras de contenidos tratando de convencer a todo el mundo de que el intercambio de archivos entre particulares por Internet es un acto delictivo y que supone fuertes pérdidas al sector de entretenimiento.

Sin embargo tanto la fiscalía como las sentencias dictadas establecen que el intercambio de archivos con copyright restrictivo por redes P2P no es un delito y no es punible de ninguna forma cuando se trata de archivos públicos o bajo licencias copyleft (la mayoría de los casos)

Las propias entidades de gestión de derechos de autor han reconocido en el “Informe de la industria de contenidos en España“, publicado por ASIMELEC, que no hay una bajada de ingresos en el sector y que solo la música tiene un retroceso en la venta a través del canal tradicional (aunque no se informa del aumento de ingresos por, entre otros, actuaciones en directo, descargas y publicidad)

Lo cierto es que las negociaciones que se están llevando a cabo bajo el auspicio del Ministerio de Cultura, pueden suponer que algunas de las empresas más solventes y con mayor capacidad tecnológica de España empiecen a perder clientes a marchas forzadas. Lo que repercutirá en su cuenta de resultados y en su capacidad de mantener el empleo.

Pero lo más grave es que un acuerdo de esta naturaleza atenta contra la libre competencia, frena en seco el acceso a la Sociedad de la Información en España menoscabando los derechos civiles de los ciudadanos y alejando aún más el derecho constitucional de acceso a la cultura y al conocimiento.

Firmado: El nanoeconomista y 28.400 firmas más (por el momento). Pon la tuya publicando el texto en tu blog.

Fuente: Photoluiscmg

lunes, 23 de febrero de 2009

¿Se muere la prensa de papel?


El periódico: ¿Es posible que ese motón de papeles impregnados de tinta sea una especie en peligro de extinción?

Todo dependerá - como siempre - del cristal con el que se mire. Soy un amante de la tecnología - lo que se conoce en inglés como geek - y a veces, como el niño de la película “El sexto sentido” sólo veo muertos, detrás de todo lo que suena a tradicional.

No soy el primero que escribe sobre el peligro que está suponiendo Internet para la prensa escrita tradicional. Pero también decían lo mismo sobre los libros y ahí siguen, los dispositivos electrónicos para leerlos nunca han terminado conseguir hacerse un hueco. Al final, detrás de la individualización de un beneficio o utilidad se esconden un montón de sensaciones que no son fáciles de sustituir. Por ejemplo, es mucho más cómodo comprar ropa a través de Internet pero, superado el debate de la seguridad, hay pocas cosas que a muchos les de tanto placer como el que les supone pasear entre percheros, entrar en probadores, comentarlo con las dependientas, mirarse en el espejo (esos espejos que sabemos nos hacen más esbeltos porque son intencionadamente curvos), descubrir que se conserva la talla del año pasado… porque el consumo está mucho más relacionado con los sentidos que con el mercado.

La prensa de papel vive permanentemente amenazada, pero no es algo nuevo, es cierto que Internet, los dispositivos móviles, etc. representan una seria amenaza, pero no mucho mayor que la que han representado otras. La radio o la televisión redujeron la urgencia de los periódicos y los telediarios acabaron con la prensa verpertina (creo que en nuestro país no queda a día de hoy ninguna edición de tarde).

Aunque ya existía una prensa escrita con anterioridad se suele poner el contador a cero, en cuanto a la aparición de la prensa en España, con el inicio a mediados del siglo XVII de la Gaceta de Madrid. Ese diario si pudiéramos llamarlo así, que terminaría por transformarse en el Boletín Oficial del Estado (BOE), y que desde el uno de enero de este año sólo se publica en formato digital.

En cualquier caso, no es hasta el XIX cuando comienza a aparecer la prensa escrita más o menos como la conocemos actualmente y, sobre la cual, los expertos ya hacen predicciones en el sentido de que muchas grandes ciudades se van a quedar sin sus cabeceras de periódicos.

Todo bien o servicio que haya permanecido durante décadas ha tenido que adaptarse y acometer necesarias transformaciones. Hace cincuenta años – por ejemplo- que los hombres no nos vestimos con sombrero y eso hizo cerrar o reconvertirse al sector.

Curiosamente la información por si sola no es información. Me puedo conectar con la edición digital de cualquier periódico del mundo pero, salvando la barrera idiomática, no me consideraría una persona informada porque necesito que todos esos datos sean ordenados, procesados y clasificado por alguien, léase periodista.

Así mismo, nos interesa el robo de la sucursal bancaria de nuestro pueble, en el que es posible que se hayan robado unos pocos miles de euros, pero para prestar atención a un robo internacional es necesario que sea de millones de dólares. Nos preocupa la muerte de una persona en nuestro barrio pero permanecemos indiferentes a los miles de muertes de África o a las decenas de muertes violentas que se dan en Estados Unidos por armas de fuego.

Necesitamos al igual que existe un Google, el popular buscador de Internet, a alguien que ponga en orden toda esa información, alguien que nos informe sobre esas noticias más próximas y que más nos interesan.

Hasta ahora la prensa digital no ha conseguido captar el interés masivo del público y, lo que es más importante, hacerle pagar por ello. Lo que empieza como “gratis total” para captar adeptos es muy difícil reconvertirlo en servicio de pago. De hecho mucha gente piensa que si tengo que pagar por leer el diario mejor me lo compro en el kiosco y lo leo cómodamente sentado tomando café.

La prensa de papel debería defender el nicho de mercado de la información local que es la que más atrae nuestra atención y lo que la que nos lleva a soltar un eurito todas las mañanas. Por otro lado, creo que el secreto de la prensa digital no será copiar el formato de la tradicional, o prensa de papel, sino - curiosamente - el de los blogs (tiempo al tiempo).

domingo, 8 de febrero de 2009

La necesaria productividad


Los medios de comunicación han dejado de lado el tema de la crisis – ya no es anunciada directamente – en parte debido al hastío que produce y porque el debate ahora es otro: la liquidez que no termina de llegar a las familias y las empresas. En opinión del Gobierno la culpa es de las entidades financieras, que además causan el paro. Es habitual en los gobernantes externalizar las culpas e internalizar los éxitos. Nos están vendiendo el desempleo como algo exógeno y causado – entre otros motivos - porque las multinacionales que están cerrando sus fábricas en España.

Las recientes caídas del PIB – o como nos gusta decir a los economistas “crecimientos negativos” – no sólo es responsabilidad de las multinacionales o de las entidades financieras que consecuencia de que han cerrado el grifo de la financiación. Es cierto que el dinero se está dando con cuentagotas, pero también es cierto que la demanda de bienes y servicios ha caído extraordinariamente. Hay quién ha reducido su consumo directamente, puesto que su economía ha entrado en déficit, pero otros – muchos - lo han hecho por cuestiones psicológicas. En cualquier caso, lo cierto es que estamos aplazando la compra de bienes de consumo duradero, electrodomésticos, automóviles, etc. y nos damos menos alegrías en el consumo diario.

Los macroeconomistas han perdido credibilidad porque parece que no pudieron prever la que se nos venía encima. Muchos empiezan a dudar incluso de que la economía sea una ciencia o cual es su utilidad. Me permito decirle al que haya pensado eso en alguna ocasión dos cosas: el primer error es confundir política con economía y el segundo es arrojarse en brazos de los charlatanes – con estómagos muy bien alimentados – y vendedores de humo que piden estoicismo y aguantar el chaparrón hasta el 2010 o 2011…

El mensaje que se intenta transmitir es que “no hay mal que cien años dure”, “después de la tormenta viene la calma”, “resiste y vencerás” y frases por el estilo, en un intento de demostrar que la cosa no va con nosotros, son “otros” los culpables y que – tarde o temprano – pasará.

Los Telediarios de TVE no se cansan de dar siempre las noticias del mismo modo, primero aparece Obama y los problemas que está teniendo – por ejemplo - con el desempleo en Estados Unidos y a continuación aparece la Vicepresidente española M. Teresa Fernández de la Vega contando más o menos lo mismo. Intentan vendernos que estamos todos en el mismo barco y que al final lo superaremos “sin esfuerzo”.

A España, igual que a EEUU, es el modelo de crecimiento, por el que se ha apostado durante los últimos años, el que nos ha metido en la crisis. Un modelo, que debemos purgar, basado en el consumo y espoleado por los bajos tipos de interés y la facilidad del endeudamiento. Este punto, parece que ya se ha interiorizado y aceptado por la mayoría ¿acaso no es culpa de los bancos por habernos engatusado con sus créditos fáciles? ¿no son culpables los especuladores inmobiliarios que se han hecho ricos a nuestra costa?. Los otros, los otros, siempre son “otros” los culpables.

Nadie, o casi nadie, habla de productividad… de nuestra productividad, de la cantidad de producto que obtenemos en función de los recursos empleados (humanos, técnicos, financieros, etc.).

El crecimiento de la población ocupada desde 1995 hasta la actualidad ha superado el sesenta por ciento. Esto quiere decir que la incorporación de la mujer al trabajo y la llegada masiva de inmigrantes han contribuido muy positivamente al crecimiento del PIB español, muy por encima del resto de los países de nuestro entorno, incluso se ha llegado a hablar del milagro español. Pero es peligroso ser embaucarnos con espectaculares crecimientos del PIB, y del empleo, cuando la productividad se ha estancado y/o caído ligeramente.

En Estados unidos y en el resto de países de la Unión Europea se han dado, durante los últimos años, crecimientos mucho más modestos del PIB, pese a ello, la inversión en tecnología ha sido muy positiva y ha mejorado la productividad de estos. No cabe duda que todo ello les augura un futuro mucho más despejado, más allá de la situación actual.

La productividad (promedio anual) en lo que va de siglo, ha crecido en todos los países de nuestro entorno: Francia (1,8 %), Alemania (1,5%), Portugal (1,5%), Reino Unido (2,2%). También lo han hecho Japón (2,1%) y Estados Unidos (2%). En cambio, en países como España (0,8 %) o Italia (0,4%) ha crecido mucho menos sin duda lastrada, al menos en nuestro país, por el sector de la construcción. No deberíamos olvidar que el crecimiento de la productividad está asociado a un mayor bienestar y a un mayor crecimiento de la renta per cápita. Tampoco deberíamos confundir mejoras de la productividad – sólo - con inversión en tecnología y/o I+D+i, la productividad podemos mejorarla con mayor inversión en capital productivo, modernización de las infraestructuras o la formación.

lunes, 2 de febrero de 2009

¿Pobres en España? Así están las cosas


Hace unos días recibí uno de esos e-mail virales mitad realidad, mitad leyenda urbana. De esos que, siempre detrás de una apariencia de objetividad, no se esconde más que un intento de venderte alguna moto, recuerdo por ejemplo el de los cocodrilos albinos en las cloacas de Nueva York o el de los aros de plástico de las latas de refresco asesinos de peces.


No suelo hacerme eco de ellos y, por supuesto, no suelo reenviarlos salvo en contadas ocasiones. Esto también hace que disminuya en número de mensajes cronófagos recibidos. Es muy parecido a lo que sucede con los SMS en Navidad: hay personas a las que durante las cenas de Noche Buena y Noche Vieja les está sonando continuamente el móvil a consecuencia de los innumerables mensajes recibidos, que discretamente tienen que leer y reenviar a otra docena de personas, con las consiguientes interrupciones y pérdida de interés con lo que se está contando en la mesa.


Otras veces – ya he dicho que las menos - esas cadenas de correos tienen cierta gracia y consideras que pueden ser del interés de un par de amigos (en mi caso siempre son los mismos). Ese envío selectivo - quiero pensar – que se valora positivamente por el receptor, en una muestra de “creo que te va a interesar”.


Como he comentado al principio, hace unos días que estaba esperando tener un momento para hacer un post con uno de esos e-mails. Por un lado quería escribir la “Exposición de Motivos” que estás leyendo y por el otro quería corregir ciertas cuestiones de estilo y de rigor (sin entrar a documentarlo como si de una tesis doctoral se tratara) que sin duda espero mejoren el resultado final.


Reconozco que intentar modificar una de estas cadenas es el colmo del perfeccionismo y muestra un punto de soberbia – de la que considero tengo suficiente - pero al igual que la fábula de la rana y el escorpión “no he podido evitarlo”.


Bueno, tras estar breve (larga) exposición te dejo con el mensaje, convenientemente editado:


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Le envié a un amigo que vive en EE.UU. un e-mail con una pregunta: ¿Por qué somos pobres los españoles?

Esta fue su respuesta desde E.E.U.U.:


Hola, cómo se ve que los árboles no te dejan ver el bosque...


¿Cómo puedes llamarte pobre, cuando eres capaz de pagar por un litro de gasolina más del triple de lo que pago yo?


¿Cuando te das el lujo de pagar tarifas de electricidad, de teléfono y móvil un 80% más caras de lo que me cuestan a mí?


¿Cómo puedes llamarte pobre cuando pagas comisiones por servicios bancarios y tarjetas de crédito el triple de lo que aquí nos cuestan, o cuando por un coche que cuesta 2.000 dólares vosotros podéis pagar el equivalente a 20.000 dólares? ¿Por qué os podéis dar el gusto de regalar 18.000 dólares al gobierno y nosotros no?


¡No te entiendo!


Nosotros, los habitantes de Florida, somos pobres. Por eso el Gobierno Estatal, teniendo en cuenta nuestra precaria situación financiera, nos cobra sólo el 2% de IVA, más otro 4% que es Federal, es decir un 6% y no el 16% como a vosotros los ricos que viven en España.


Además, son ustedes los que tienen “Impuestos especiales” como son los impuestos por gasolina, el alcohol y el tabaco que en algunos casos triplican el valor original.


Tenéis otros como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (básicamente sobre las rentas del trabajo), Impuesto sobre Matriculación, Impuesto sobre el Patrimonio (ya desaparecido), Impuesto sobre Sociedades, Impuesto de Circulación (sobre los vehículos).


Y dichosos vosotros que todavía os dais el lujo de pagar además un 16% de IVA, los impuestos autonómicos y tasas municipales. Porque si vosotros no fueseis ricos ¿Qué sentido tendría pagar unos impuestos Nacionales, Autonómicos y Locales, de ese calibre?


¿Pobres? ¡No lo creo!


Un país que es capaz de cobrar el I.R.P.F y a las Sociedades por adelantado, mediante retenciones como en España, necesariamente tiene que nadar en la abundancia, porque considera que los negocios de todos sus habitantes siempre tendrán beneficios a pesar de la crisis, corrupción, catástrofes naturales, etc. y por supuesto seguro que deberán ganar muchísimo.


Los pobres somos nosotros, los que vivimos en USA y no tenemos que pagar Impuestos sobre la Renta si ganamos menos de 3.000 dólares al mes por persona. Vosotros, además tenéis el Impuesto sobre Bienes Urbano, sobre las basuras y una maraña de recargos sobre el consumo de Agua, Gas y Electricidad.


Y ahí pagan seguridad privada en bancos, urbanizaciones, etc. mientras que nosotros nos conformamos con la pública.


Ahí envían a sus hijos a colegios privados. Mira si seremos pobres en E.E.U.U., que las escuelas públicas nos prestan los libros de estudio en previsión de que no tengamos dinero para comprarlos.


A veces me asombra la riqueza de los españoles que piden un préstamo cualquiera, y son capaces de pagar el 3% mensual de intereses, como mínimo. No como aquí, que apenas llegamos al 8% anual, justamente porque NO estamos en condiciones de pagar más.


Supongo que, como todo rico, tienes un coche y que estás pagando entre un 8% y 10% anual de seguro. Si le sirve de información, yo pago sólo 245 dólares por año y como os sobra el dinero, podéis realiza pagos anuales en concepto de eso que vosotros llamáis Impuesto sobre circulación, (además de la ITV, zona verde, zona azul, aparcacoches forzosos, etc.) mientras que nosotros no podemos darnos esos lujos y pagamos 15 dólares anuales por el Sticker sin importar qué modelo de coche conduzcas, pero claro, eso es para gente de recursos.


¡¡¡ Eso es ser rico!!!


Ser rico, es tener 86.000 concejales casi 9.000 alcaldes, 17 Presidentes de Autonomías, casi 1.600 parlamentarios autonómicos, 350 diputados en Cortes, 300 Senadores, 200 parlamentarios en Estrasburgo, una Casa Real, 20 Ministros y todos sus aláteres. Paradójicamente a menor rango, mayor sueldo, ya que hay alcaldes que ganan mas que el presidente del Gobierno y todo esto para un país tan pequeño como el tuyo.


¡¡¡ Eso es ser rico!!!


Vamos, que os quedasteis España porque sois ricos. Somos los pobres como yo los que nos vinimos a probar suerte a otros lados.


Bueno, te mando un abrazo y ya me contarás como os va con los nuevos Presupuestos Generales del Estado, que seguro os aumentará más los impuestos. Pero os preocupéis ya que la inflación se los va a diluir.


Pero bueno eso es lo de menos cuando se tiene el dinero para pagarlos. Y ten por seguro que en el próximo discurso daréis un tremendo aplauso a vuestro Presidente. Además eso es lo que hay que pagar por vivir en la 8ª potencia mundial, el mejor lugar del mundo y tercero donde la gente se siente más feliz del planeta.


Un saludo: Tu pobre amigo.


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Y aquí termina el e-mail recibido. Ruego disculpes la falta de rigor en algunos puntos y las reiteraciones en otros, ya que he considerado que debía adaptarlo un poco pero no he creído conveniente reescribirlo. También pido disculpas porque el texto original no estaba escrito en español de España - si lo has recibido directamente ya lo sabrás - sino en español americano (tal vez mejicano) porque consideraba que el consumidor final es el residente en España. No me gustaría que se viera como una desconsideración a los que visiten este blog desde ese continente ya que, ha sido después de adaptarlo, cuando me he dado cuenta y arrepentido...


Ahora te dejo un minuto para la reflexión.