
Con la tradición de las doce uvas no podría ser diferente ya que lo que mucha gente no sabe es que, en sus inicios, tuvo una causa de origen económico, y hoy en día se consumen cada final de año unos quinientos millones de unidades.
La tradición se inició a principios el siglo pasado cuando una extraordinaria cosecha de uva hizo a los viticultores - al parecer alicantinos - agudizar el ingenio y repartir el excedente entre la población con la excusa de que su consumo "daba buena suerte".
Desde aquel año, gratis o comprada, siendo veraces o falsos los augurios de buena suerte ni los más gruñones - o más Scrooge - nos resistimos a esa entrañable tradición.